El 5G exige un debate público

Opinión

La nueva red inalámbrica comportará cambios sin precedentes y capturará todo lo que sucede en el interior y exterior de cada persona, pero abre muchos interrogantes

El 5G exige un debate público
Feria Internacional de Comercio de Servicios de China, el pasado 6 de septiembre (Lintao Zhang / Getty)

Santiago Vilanova 07/09/2020 13:30 | Actualizado a 07/09/2020 16:17

Las gigantescas empresas de telecomunicaciones con el apoyo de los gobiernos preparan toda una logística al servicio de la extensión de la red inalámbrica 5G (quinta generación) en la Tierra y en el espacio. Esta tecnología comportará un cambio social sin precedentes a escala mundial.

Bill Gates, Big Telecom y Big Data la presentan como el “mejor de los mundos”, ya que permitirá que tengamos acceso instantáneo desde los lugares más inhóspitos y recónditos del planeta y al mismo tiempo ser controlados en todas nuestras actividades de movilidad y consumo.

El 5G, como un Big Brother, capturará todo lo que sucede en el interior y exterior de cada persona en cada momento de su vida.

Además tendremos muchos más dispositivos conectados al mismo tiempo: electrodomésticos de las casas; mobiliario urbano, los coches…Será una especie de “Internet de las cosas”.

Los estados están facilitando un marco regulador sin antes aplicar el principio de precaución y esperan que cuando se produzca el debate político sobre el 5G la tecnología esté consolidada.

Esta connivencia y deficiencia democrática ya la hemos experimentado cuando se introdujo la energía nuclear y pesticidas como el glifosato y los neonicotinoides.

Los estados están facilitando un marco regulador sin antes aplicar el principio de precaución

Las preocupaciones ecológicas que ha despertado el 5G son debidas a las características de sus infraestructuras: se requerirán millones de estaciones de base (torres de telefonía y antenas terrestres) y 20.000 nuevos satélites (determinadas fuentes hablan de 50.000).

Más de 3.000 médicos han subscrito la Declaración de Friburgo para pedir el cese de la expansión de la tecnología inalámbrica y una moratoria en las estaciones de base.

También se ha organizado un llamamiento internacional de científicos y ONG de 41 países (www.5gspaceappeals.org) que expresan su alarma a la ONU y a la OMS por los efectos de los campos magnéticos del 5G sobre los organismos vivos a niveles muy inferiores a los fijados por la mayoría de las directrices internacionales (alteraciones del ritmo cardíaco, del metabolismo y del desarrollo de las células madre; cánceres, deterioro cognitivo, daños en el ADN, daños neurológicos, impactos en el bienestar general…).

La aplicación del 5G puede afectar los ritmos biológicos y el entorno electromagnético natural de la Tierra

Según los científicos la aplicación del 5G puede afectar los ritmos biológicos y el entorno electromagnético natural de la Tierra. La OMS no hará pública la evolución de estos riegos hasta el 2022.

Tanto el Ayuntamiento de Barcelona como el Govern de la Generalitat se han entregado totalmente a facilitar la marginación de las reacciones críticas de la sociedad civil que reclaman una moratoria (como la que piden muchos ayuntamientos de la UE, especialmente los controlados por los partidos verdes) y un debate en el Parlament que debería contemplar los siguientes elementos:

1) Que el 5G no derivará en aplicaciones “tecno-autoritarias”. 2) Que las potencias de las ondas electromagnéticas de esta red no afectarán la salud de la población. y 3) Que el incremento del consumo eléctrico que provocará el 5G, entre el 2% y el 2,5% según los expertos, no afectará los objetivos de la Llei del Canvi Climàtic y de la transición energética.

Otros análisis se refieren a que el 5G hará aumentar el consumo de energía mundial en un 170% hasta el 2026. ¿Cómo se cubrirá esta demanda, añadida a la del coche eléctrico, si no se consolidan las necesarias instalaciones solares y eólicas? ¿Alargando aún más la vida de los reactores nucleares?

La República digital que nos propone el conseller de Polítiques Digitals i Funció Pública, Jordi Puigneró, tiene que incorporar inevitablemente un debate público sobre el impacto del 5G sobre nuestras formas de vida, consumo y trabajo.

Dado que el desarrollo digital es uno de los elementos centrales del aumento de emisiones de efecto invernadero, el Departament de Territori i Sostenibilitat nos debe garantizar también que la introducción de la nueva red no las aumentará.

Nos hallamos ante una cuestión altamente estratégica- al nivel del cambio climático y de la crisis generada por la Covid-19- que reclama una gobernanza transversal.

Con el 5G nos jugamos el modelo de país mientras nuestros mandatarios nos distraen con sus querellas electoralistas.

Santiago Vilanova

Periodista y consultor ambiental

vilanova.santiago@hotmail.com

https://www.lavanguardia.com/natural/20200907/483350412353/santiago-vilanova-5g-gran-hermano.html

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